Todos
los seres humanos somos diferentes los unos a los otros. Existen personas altas
y morenas, bajas y rubias, altas y pelirrojas y bajas y calvas. Pues bien,
cuando estas personas acuden a un supermercado son tratadas de igual forma.
Ahora como futuros docentes lanzamos la
siguiente cuestión a nuestros compañeros de profesión: ¿Por qué sacamos a
nuestros niños con N.E.E. o discapacidad de nuestra aula? ¿No son iguales que
los demás?
Los
niños con necesidades educativas especiales o con cualquier tipo de dificultad,
son sacados del aula para acudir con la Profesora Terapéutica. Desde nuestro
punto de vista, este concepto de “Profesora Terapéutica” no encaja con la labor
que la docente hace, ya que a los niños no hay que curarlos, es decir, la
profesora no tiene que curar a los niños, simplemente debe atender a las
necesidades y las características que estos presenten. Sinceramente, un Retraso
Mental no se cura, por mucho que nos empeñemos, es imposible, se puede intentar
hacer que ese retraso sea lo menos notorio posible por el bien de las personas
que lo tienen, pero jamás va a desaparecer. Por ello, consideramos que el mejor
término que se puede utilizar para asignar a esta docente es el de Profesora de
Educación Especial, aunque tampoco estemos del todo de acuerdo con este último
concepto.
Pues
bien, esos niños como ya se ha comentado, salen del aula diariamente para trabajar
con la profesora de E. Especial en una clase pequeña y normalmente solo o con
otro compañero. Y, desde nuestra humilde opinión nos preguntamos: si los niños
aprenden sociabilizándose ¿Por qué sacamos a nuestros niños del aula
generalista? Con ello, solo se consigue que tanto los niños con necesidades
educativas especiales que acuden al aula especialista, como el resto de la
clase que permanece en el aula ordinaria, pierdan aprendizajes y valores. Los niños
deben estar a tiempo total dentro de su aula. Debería siempre haber un profesor
apoyando a estos alumnos pero con su grupo de iguales. De esta forma, todos
aprenderían de todos y estamos completamente seguros de que beneficiaría a
todos los alumnos. A su vez, es importante señalar también que se han realizado
estudios en los que, niños con parálisis cerebral han acudido a centros
educativos especialistas destinados a sus necesidades y ha ocurrido que niños
que no presentaban conductas “tipos”, al ver a los demás compañeros de ese
centro, han adquirido estas conductas. En cambio, si el niño está en una
escuela inclusiva no verá jamás patrones como el balanceo o el meterse el puño
en la boca y por lo tanto, no adquirirá estos patrones. En cambio lo que sí
aprenderá será a ser niño y a aprender modelos de conductas considerados como “correctos”.
Con
todo lo expuesto, por si aún queda alguna duda estimados amigos docentes, os
proponemos que le dediquéis unos minutos al visionado de este vídeo:
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